La formación de ultraderecha VOX moviliza al electorado español que responde con un histórico 75% de participación. El PSOE de Pedro Sánchez fagocita la diversidad de izquierdas con el discurso del miedo y el voto útil y la ciudadanía muerde el anzuelo concediéndole 123 escaños, 38 más que en la legislatura anterior. Unidas Podemos se encuentra demasiado tarde con un discurso importante en forma y contenido, ostentando el segundo batacazo de la noche detrás del PP, pero sobrevive y en este panorama rocambolesco será clave para la formación del nuevo gobierno con 29 diputados menos que la legislatura anterior. Albert Rivera de Ciudadanos se olvida del centro que le dio vida, y con 57 diputados corre orondo por la banda derecha despejada y le muerde los talones al PP hecho trizas de Pablo Casado que baja a mínimos históricos con 66 diputados frente a los 137 que tenían; aunque es importante recordar aquella frasesita musitada entre gritos de gloria por los esclavos que abanicaban con ramas de laurel al general romano victorioso, “sic tránsit gloria mundi”, es transitoria la gloria en la tierra; demasiado transitoria. 

Pablo Casado, el más joven e insuflado presidente del Partido Popular, atónito, le echa la culpa de todo a los demás; puchero que vale hasta el 26 de mayo cuando las municipales, autonómicas y europeas. La remontada será imposible y alguien tendrá que saltar por la ventana o salir con la cabeza en alto por la puerta principal de la cede del partido sito en la calle Génova 13 de la capital del reino. 

El independentismo es parte de España. Se impone mirarlo con respeto y actuar. Para ello el nuevo escenario es conveniente. En Cataluña, la valentía pragmática de Oriol Junqueras triunfa claramente sobre el patetismo a la fuga de Carles Puigdemont. ERC logra 15 escaños detrás de rejas mientras parece que los de Puigdemont tendrán que ahogar las penas en una espesa y amarga cerveza Cantillon. El nacionalismo vasco pragmático y aplomado del PNV afianza posiciones y la versión extrema representada por EH Bildu duplica escaños, de 2 a 4.

Confirmado, el nacionalismo ultra español llevó al independentismo variopinto a votar de una oreja. Misión cumplida. Dato constatado. España es medio ultra ma non tropo.

La pregunta es, ¿hay un cambio tan profundo o toda esta energía movilizada es para no cambiar nada y volver a ese centro idealizado que devuelve algún espejo?

La ultraderecha sale del armario y amputa al PP. España quiere dormir tranquila en una cama centrada que ventile por los flancos sin provocar grandes tempestades. 

Así como están las cosas, el PSOE recupera el centro que Ciudadanos de Albert Rivera le cedió y no piensa reclamar. Al contrario el dirigente naranja lo que reclama es ser el líder de la oposición. 

Por tanto, PSOE se corona por el centro y Ciudadanos podría consagrarse como la nueva derecha, que al crear ese cordón sanitario entorno del candidato Pedro Sánchez y del PSOE, habilita a Unidas Podemos con 42 diputados, 29 menos que la legislatura anterior, para ser una pieza insoslayable en la formación del nuevo gobierno.

¿Pero entonces, cuál fue el fatídico error del PP de Pablo Casado y su estratega, el vasco ahora sin escaño Javier Maroto?

Haber resucitado al ex-presidente José María Aznar de entre los muertos. 

Él, el gran derrotado de la noche.

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1 comentario

  1. Impecable y profundo análisis. España, único territorio de Europa donde mordió el polvo la derecha, en todas sus formas.

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