Tiene todos los componentes dramáticos. Negación, lucha, abandono, destierro, finalmente la muerte que sobreviene abrupta fulminante, en la habitación de un hotel de Madrid, como siguiendo un guión de Leonard Cohen con toque poético final. La muerte de Rita Barberá conmueve por la circunstancia. “La jefa” murió en la habitación de un hotel de Madrid. Su alma corrompida en vida se habrá ido al Purgatorio y su cuerpo, por coherencia, se corromperá y a otra cosa mariposa.Pero las muertes de personajes políticos son acontecimientos políticos. Barberá ¿se murió porque no aguantó la presión o por desconcierto? al no entender cómo una persona como ella, que había logrado toda la gloria, acababa arrinconada y sola, herida de muerte política, desterrada por su partido en la habitación de un hotel de Madrid (los griegos, que inventaron el destierro, sabían que era mucho peor que matarte).Escuchaba, más temprano, la voz quebrada de Mariano Rajoy comentando el deceso. Era un hilo débil, ronco y profundo, dolido en serio, que volvía a nombrar, ya muerta, a “esa persona que ya no pertenecía al PP” en el final de su vida. Tiene miedo pero se siente aliviado. Sabe que se les fue las manos y sabe que “esa persona” en vida volvía a ser Rita Barberá muerta y calladita en la habitación de un hotel de Madrid. Rita Barberá ¿murió, la mataron o se suicidó? Tal vez lo más aproximado sea que fue un cocktail explosivo. La política es droga dura y como tal causa daños serios en la salud. Pero además, ¿a cuánta presión estaba sometida Rita? Era un personaje en la huída. En los últimos tiempos huyó hacia adelante como pudo. Se escondió en su casa, asomando la cabeza despeinada y sin maquillaje, detrás de cortinas como barrotes. Negó negó negó todo. En su carrera loca logró el escaño de la impunidad en el destierro. Y amenazó. Con asco y miedo sus ex correligionarios, ex amigos, no tuvieron más remedio que darle una cierta cobertura que también acabó. Su canto del cisne, fue declarar por blanqueo de capitales en el ejercicio de la política, ante el Tribunal Superior de Justicia. ¿Cómo habrán sido las horas previas a esa declaración? ¿Qué tipo de llamadas habrá recibido? ¿Prefirió inmolarse que hablar? ¿La habrán amenazado? ¿Había en la cama una cabeza de caballo? ¿Se murió de un infarto o la encontraron en la bañera de la habitación de un hotel de Madrid con las venas abiertas? ¿Qué dijo en esa declaración?Es inevitable que ficción y realidad se nos entreveren también a los ciudadanos-espectadores. Ni el personaje político termina por saber quién es ni nosotros terminamos de creernos que sean totalmente reales. Los vemos sólo a través de plasmas, viven y actúan de acuerdo a guiones perversamente creados por asesores de imagen y comunicación, hasta que sus vidas, dejan de pertenecerles. ¿Quién escribió este final en la habitación de un hotel de Madrid para esa persona que muerta volvía a tener nombre, Rita Barberá?

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