Xico o de Mandín

Ola de calor alerta rojo shocking en pleno julio gallego. Nos dirigimos con Marina Cruces y Antonio Portela a Verín uno de los municipios más tórridos de España. En la frontera con Portugal, na raia, en un pueblo muy pequeño y en progresivo deshabite, Mandín, nos espera Xico, o produtor de Couto Mixto, sousón, caiño y mencía; qué más si lo que quiere es que su vino exprese su “tierra”. El terroir de Xico está hecho de tierra de yistos como pizarra, variedades autóctonas, fronteras que de tan próximas se desdibujan, y frustraciones, no “poder ser galego” en un Estado independiente del reino de España. Es menudo, tiene la piel curtida de un color marrón brillante envidiable, la mirada sostenida, la voz firme y serena, la barba tupida, cana y lacia.
La Taberna do Xico está empapelada de fotos del Che, de fotos de amigos, de viñetas políticamente incorrectas, de pegatinas de Galiza independente. Mientras, suena la poesía resistente de Zeca Afonso y él la canta, más bien murmura. Fuimos calentando el pico con el vino “operario” que mete en bib y entra que no hace falta más. Saca embutidos de cosecha propia y corta un pan buenísimo.
Xico es filho de netos, porque sus padres migraron a Alemania siendo él muy pequeño. Quiere recuperar un tiempo más lento y sencillo, como antes, para obtener lo quiere sin trabajar tanto, lo que quiere decir, según él, observar más que intervenir.
Cuando pudimos caminar sin morir de calor nos fuimos a la bodega. Tanques pequeños de inox y un lagar donde pisa la uva todavía. Nada de madera. Catamos. Xico busca y busca frescura. El clima tórrido puede complicarle la existencia, pero ya el 2012 está macerado con raspón y se nota la diferencia. No es como un crío experimentando. Time is on his side o como diría él o tempo é de seu costado. Aprendí hace un tiempo a reconocer la sencillez en la cocina y en el vino como un atributo no buscado por parte del creador que provoca las experiencias más agradables y también serenas, sin que se note el ego prácticamente. Es nuestra experiencia la que prevalece sobre su creación. Y así fue en el caso de Xico. La tarde se hizo noche sobre las 23:00 horas. Bebíamos suave y sostenido bajo la parra del alero de la Taberna. Porqué no se quedan? nos insistió, aunque no tuvo que hacer mucho esfuerzo. Quedámonos en el albergue que tiene siempre listo para los que pasamos y caemos bien. Es el Bár-Cenas, con especialidad en chourizos, una manera de recordarnos con ironía una parte de la realidad que existe y de tener la mirada más allá del borde de nuestros vasos de vino. Graciñas Xico!

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