No creo que Pancho Campo apueste por el vino natural como solución aunque esté hablando del impacto del cambio climático sobre el viñedo. Y en todo caso habla desde un modelo que no creo que resulte simpático a los productores de vino natural que conozco, aunque claro, no soy ni mucho menos su vocera.
No creo que haga falta ningún Obama para salvar a nadie; aunque si hace falta más visión. Ayer leía un artículo en el suplemento de economía de El País sobre la apuesta de Israel por la innovación y la tecnología para esquivar la crisis y en un momento cita a un empresario joven que dice “en Israel, las madres quieren que sus hijos sean emprendedores y monten su empresa; es un orgullo. La familia y los amigos siempre los apoyan. En España y otros países europeos se les toma por locos”. Yo no diría que se les toma por locos. ¿Podría ser más bien un tema cultural y de modelo de desarrollo? Ninguna sociedad que empuje masivamente a sus jóvenes a hipotecarse hasta la médula puede pensar en impulsar una cultura empresarial innovadora y de riesgo. Pero volviendo al vino, no creo que haga falta Robert Parker ni ningún guru orientador del gusto. Tal vez haga falta escuchar más a estos productores y aprender de su instinto y su conocimiento de cómo llevar adelante el cultivo de los viñedos y crear los vinos en la planta y no en la bodega. Conozco a algún master of wine e inclusive a algún aspirante a ello, pero debo decir que si hablamos de vino natural el único máster es el productor a pie de viña. Mírale las manos a un productor y sabrás cuan cerca está de su viñedo y por lo tanto cuan representado está en su vino.
Cuando desde observatorio de vino fuimos a buscar ese espíritu e intentar captarlo a través de la mirada, tuvimos la intención hacia afuera y también hacia adentro de mostrar a un grupo de creadores de vino que puede llegar a transformarse en una fuerza emprendedora singular.
Pancho muestra la necesidad de crear equipos y de creer en que el cambio es posible. Lo que no creo que sea correcto es pensar que llegará de arriba, con las opiniones de los gurus y la orientación del gusto de acuerdo a los mercados. El gusto se educa y el vino se hace en la planta. Lo demás es otra historia.

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3 comentarios

  1. Yo ni entro ni salgo con el cambio climático, tengo que ver antes el film HOME, y dejar pasar el tiempo. Sí que tenemos un problema, y muy grave, con nosotros mismos y con la tierra. Hace tiempo que la Tierra dejó de ser nuestro entorno y se convirtió en algo sumamente molesto, con su jodida fuerza de la gravedad, con sus jodidas tormentas, volcanes y desgracias naturales. Nosotros creamos nuestro propio entorno, las ciudades, allí sí que vivimos bien, alejados al máximo de todas las incómodas molestias del campo. Nada mejor que un centro comercial con su aire acondicionado y todas sus posibilidades de consumo.

    Aparte de esto, tuve la semana pasada la visita de un aussie, en Australia, han adelantado las cosechas un mes, tienen grados de alcohol exagerados y problemas, dicen que debido al ‘global warming’. En todo caso siempre preferiría la opinión de un campesino auténtico a la de alguien que tiene las manos demasiado finas.

    Salut.

  2. Hola Malena. Hoy como el post es mayor la respuesta también lo será.
    Siempre una persona piensa una cosa y tiene que hacer otra. Me refiero que Pancho le puede gustar y hasta consumir un tipo de vino. Después como MW y a la institución que representa tendrá que tener una conducta.
    Tampoco podemos olvidar que todos empezamos probando vinos que no eran ni ecológicos, ni biodinámicos.
    El lo que domina es montar eventos mediáticos a nivel internacional. Ahora el tema es el cambio climático Y con ello se gana la vida. Todo muy respetable.
    Para todo lo que comentas se necesita invertir capital. Quién puede permitírselo. Obviamente las dimensiones de un productor natural, NO.
    Creo que ninguna botella de ecológico o biodinámico. Cueste lo que un Pingus, L’Ermita, Romanée Conti o Screaming Eagle.
    Por ello las empresas que están invirtiendo en esta parcela, son Torres y un par más.
    Pienso que no se trata de restar, ni dividir, sino de sumar. Con lo cual yo no excluiría a nadie. Y lo importante es que se hable. Colectivo frente a individualidad.
    El efecto Parker es inevitable. Posiblemente le haya sobrepasado. Y como cada moneda tiene dos caras. Una de ellas ha beneficiado al vino español, sobre todo en exportación.
    Otro elemento que no podemos disociar es la teoría que es tan necesaria como la practica. Buen productor = a Buen vendedor. ¿?.
    Luego esta la idiosincrasia, que unida a la innovación. Dan paradojas como la de Inglaterra, que no siendo un país productor de importancia, la actitud hacia el vino dista muchísimo, de la nacional.
    Como ves más que un cometario, seria para tener un debate personal de unas horas.
    Pues están involucrados demasiados actores y sectores.
    P.D. Puede ser que nos este pasando como a los Herbolarios y las Farmacias en su día.
    Saludos

    1. Hola Bentley, en este momento estoy escribiendo un post a propósito de una bodega catalana El Cep que saca un cava procedente de agricultura ecológica extrema para lo que invirtió, todo según publica hoy La Vanguardia, 500.000 euros. Tienes absoluta razón en que hay que sumar; sumar es de inteligentes diría mi abuela materna.
      Hablas de idiosincracias, de innovación, de gustos y de la preocupación por que no se de una lucha como los herbolarios y las farmacias. Creo que esto pasa por la inteligencia con que se lleven los temas; por no dejarse llevar por las emociones y ser bien conscientes que hay lugar para todo en el corazón de los amantes del vino; y que como bien nos dijo Joan desde su artículo sobre los vinos naturales, al final queda el hombre solo con la copa y el vino.
      Lo que es importante es que se está hablando. Pero creo que más importante es que bebamos más buenos vinos, nos dejemos embriagar por la alegría que nos produce y nos permita ir con los cuentos y las botellas por todos lados.
      La seguimos en este próximo post que viene con recomendación de nuevo restaurante en Barcelona
      Salut Bentley y buen vino!

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