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devinis

Hacia fin de año le pedí a Joan Gómez Pallarés que escribiera para el observatorio de vino cuáles son sus impresiones sobre los criterios que usamos y los que deberíamos seguir los que estamos en el complejo y apasionante oficio de comunicar, sostener y promover la cultura del vino a través de las estrategias de comunicación que creamos para las diferentes bodegas y denominaciones de origen.

Se lo pedí por un lado porque escribió un post en particular: El éxito de un blog. Me llamó la atención porque no suele ser frecuente que se elogie y reconozca de modo tan elocuente y profesional el trabajo de un diseñador y la importancia del aspecto estético de un blog, en este caso, a los efectos de la mejor conversación con sus visitantes. Los diseñadores y comunicadores solemos escuchar cosas como “el diseño es fácil” o “eso ya lo hago yo” o la tan manida como urticante “tengo un sobrino que”… No es así y podría citar entre tantas por lo menos dos desvíos crónicos: una es el horror vacui y la otra la aplicación abusiva y contraproducente del flash.
Y por otro por su conocimiento del sector del vino y de sus protagonistas de primera mano (me refiero a los productores) y last but not least por su profundo y entregado amor por los vinos y la gastronomía. Definitivamente estaba tomando contacto con un renacentista en el siglo XXI.

A Joan la propuesta le pareció bien, creo que divertida, descubrió que podía poner sobre la mesa elementos para una conversación que van mucho más allá de si tal o cual etiqueta. Su respuesta está aquí, abrió para nuestro honor este año 2009 en devinis.org y aporta desde adentro pero sin la toxicidad impertinente del marketing una información, reflexión y enlaces valiosos.

Resumo su respuesta en tres apuntes fundamentales:
1) para desarrollar una buena estrategia de comunicación los comunicadores debemos estar en el campo, al lado del productor, tomando contacto con él y con su forma de hacer. Conociéndolo.
2) tener la paciencia para comprender que el vino es un proceso, como tal se da en el tiempo y choca contra la inmediatez de cabotaje que tanto caracteriza ciertas actitudes de comunicación hoy en día.
3) practicar una comunicación sincera.

Tanto su post como la cita a Benoît Valée me recordaron a una entrevista con Nicolas Joly, militante de la agricultura y viticultura biodinámica, que comentamos en su momento aquí en el observatoriodevino.
Es exactamente en donde podemos comenzar a distinguir actitudes. Una, la de aquellos resistentes dentro de la industria del vino, que apuestan por la producción natural, ecológica, sostenible. Este sector tiene una actitud muy clara, aunque a veces un poco injusta en cuanto a las generalizaciones sobre los periodistas, sobre cómo se maneja el negocio del vino desde los medios especializados de comunicación. Aparece un rechazo por los comentarios “pagados” en las revistas especializadas, los periodistas que no tienen tiempo para aproximarse como corresponde a esta cultura del vino pero que sin embargo influyen en las decisiones de compra de los amantes del vino, y también aparece la crítica al sector cuando se habla de los “flying winemakers”, aquellos que vuelan de unos viñedos a otros fabricando vinos según criterios que no son exactamente los que responden a un terruño y al carácter de sus productores.
Son en todo caso como dice Joly, vinos que alaban el gusto de un mercado sometiéndose a él, en lugar de desarrollar el trabajo más largo y didáctico pero a la postre más respetuoso de comunicar a través de todos lo medios que la cultura del vino es un proceso, que debe responder a ciertas características de la naturaleza y que cuando es bien entendida y practicada nos pone en contacto con lo que somos, con nuestro temperamento, con nuestras emociones.

Aparece entonces el reclamo de un trabajo de necesario sinceramiento que debe tener iniciativa en todos los sectores involucrados en la comunicación del vino. Los comunicadores pero también los productores. Se trata de generar contenidos de valor. Los viticultores haciendo productos sinceros, que les representen. Los comunicadores tomándose el tiempo de conocer a sus clientes y el trabajo en serio de decir la verdad a cerca del producto que tienen entre manos. Y sobre todo promover una conversación con los productores que sea útil para todos.

…ofrecer un mensaje diferenciado para un vino, no es posible si todos los vinos son iguales. Es así de sencillo. Comunicar el vino tiene que empezar, pues, en el viñedo. Quien lo hace tiene que estar en él, tiene que amar, observar, intuir, cuidar y conocer todos los secretos de sus cepas (Benoît citando a Didier Barral). En pocas palabras, tiene que querer decir algo de su tierra y de su viñedo a través de su vino. J.G.P.

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7 comentarios

  1. Querida Malena,
    lo primero que comentas no tiene mérito alguno. Si reflexionáramos algo más sobre qué hacemos y sobre cómo lo hacemos, veríamos con facilidad que no todos podemos hacer de todo, bien hecho. Una de las perversidades de los actuales medios de comunicación sin barreras ni técnicas ni de otros tipos, es que se tiende a pensar que todos podemos todo. No. Todos podemos intentar todo, pero lo relevante aquí es autoevaluar o que evaluen qué hacemos. Y entonces, allí donde no podemos o no debemos llegar, otros lo harán por nosotros, y mucho mejor. Mi único mérito es seguir a Horacio: est modus in rebus. todo tiene un límite. Y yo el primero. Tener las ideas claras, eso sí, saber explicarlas, también. Pero gente como tú, como los que trabajan como tú, como Peter Hodder-Williams (quien hizo materialmente mi “nuevo” blog”), sois imprescindibles porque sabéis interpretar aquello que otros quieren y sabéis darle cuerpo. Yo había llegado a mis límites en html y no podía ni, de hecho, quería ir más allá. Lo mío es probar y conocer vinos y cuando lo creo conveniente, escribir sobre ellos!
    Lo importante, en el fondo, es tener algo que decir, sea en el viñedo, sea en la construcción de una marca, sea en la comunicación sobre el vino.
    Eso es lo difícil y aquí nos encontraremos, seguro.
    Gracias por la entrada, me ha gustado mucho. Y, por cierto, los vinos de Joly me encantan!!! Su Clos de la Coulée de Serrant…Buff…
    Saludos!
    Joan

  2. Joan!
    cuando leí la entrevista a Joly, te confieso que sentí estar ante un discurso borde. Entre la sensatez y el fundamentalismo digamos. Pero también hizo que comenzara a aproximarme al vino de otra manera. Y en realidad debería hacerme pensar el modo en que me relaciono con el ambiente y lo que conozco de lo que consumo e incorporo en mi cuerpo ¿existe mayor comunión posible?
    Esto es lo que me gusta de relacionarme con la cultura del vino que a partir de aquí estamos conversando sobre la vida y casi sin querer vamos descubriendo, inventando y promoviendo una manera más sincronizada de vivir en el planeta.
    Por eso me gustaría pensar que este es el comienzo de una prometedora conversación y brindo por ello!
    Salut tal vez con alguno de esos vinos de Joly!

  3. Una de las cosas que apunto en ese post que citas, y que nadie debería olvidar, es que en el mundo del vino cualquier discurso / narración / explicación está vacía de contenido si cuando abres la botella, su contenido no responde. Es así de bruto, pero así de claro también. Joly puede estar ocho horas haciendo un discurso sobre los efectos de la luna en la cepa y los días flor y la sensibilidad que hay que tener y las arañas y las feromonas, pero, amiga mía, si abres una botella de su coulée de serrant y no responde, entonces con seguridad lo “echarás su discurso” a los perros!!!
    Joly, como Huet, como Pithon, como Angeli, por no movernos de la maravillosa valle de la Loire, son más o menos fundamentalistas en sus postulados sobre qué hay que hacer en el viñedo y en la bodega. Pero cuando abres un la Lune de Angeli o un vouvray de Huet, y lo pruebas en las debidas condiciones, es ocasión que no vas a olvidar.
    Lo fundamental, pues, es que haya congruencia entre continente, comunicación y contenido. Esta gente respeta a la madre tierra (Samuel Cano, de El Patio, se lo comentaba a Laure Serres, de Mendall, hace dos días), esta gente sabe qué hace con ella, y su cepa, su fruta y, tarde o temprano, su vino, saldrán adelante, mucho más adelante que el resto de gente que no atiende a este tipo de razones. Si, además, aciertan en cómo comunicar las cosas, “miel sobre hojuelas” (hummm, los amielados de la chenin…).
    Joan

  4. Hola Malena,

    Celebro descubrir vuestro blog.

    De entre todos los apuntes de Joan, todos ellos atinados, destaco la necesidad de esa comunión entre elaborador y comunicador para poder transmitir un mensaje con alma: el auténtico mensaje que la tierra y su intérprete deberían transmitir a través del vino. Lo contrario es llevar la más absurda de las mecanizaciones a la acción de comunicación.

    Un abrazo.

  5. Joan,
    una vez más tienes toda la razón. Se trata del contenido por supuesto. La calidad del producto debe ser la idea faro que guíe a todo productor. Es un trabajo que dará resultados en más o menos tiempo. Paciencia y perseverancia. Fíjate que estamos hablando una vez más de la vida y del tema clave en la propia Red. Este ya es tema para un nuevo post que vendrá seguro y es una de las preocupaciones mayores de los que comprenden la importancia y la influencia de la Red en la vida individual y colectiva de las personas.
    Volviendo al vino, la vida y la cultura, quería citar la definición de etiqueta que hace Brenard Pivot desde su Diccionario del amante del vino, publicado en España por Paidós (30 euros, que creo es un poco mucho).
    Allí dice que en la etiqueta es donde “el hombre y su vino, adheridos al vidrio, están estrechamente más unidos, solidarios desde la compra de la botella hasta la ingestión de la última gota”… Y más adelante se pregunta, “¿puede un vino ocultar su mediocridad detrás de una espléndida etiqueta? Sí, del mismo modo que nosotros sabemos esconder la maldad de nuestra alma bajo un traje elegante. Sin embargo, creo que estas imposturas son más raras entre las botellas que entre hombres”.

    Respecto de los vinos que mencionas, confieso mi desconocimiento directamente proporcional a las ganas de probarlos, experimentarlos, conocerlos, compartirlos. Cuando ud. mande maestro!

  6. Hola SV, bienvenido a estos paseos por el mundo del vino!
    De acuerdo con lo que dices.
    Me di una vuelta por sobrevino.com y me estoy poniendo al día con lo que planteas sobre las búsquedas de los caminos de comunicación en la D.O. Navarra.
    Estar al día de las herramientas de comunicación que hay al alcance de todos es tan importante como estar al día de las técnicas de producción, las materias primas, la maquinaria que hacen falta para obtener el producto más noble. La conversación entre productores y comunicadores es fundamental porque estamos en una situación en la que cada parte tiene una gran carga de contenido que aportar a la otra. En este sentido vivimos un momento único cargado de posibilidades.
    Otro abrazo y salut!

  7. Pingback: Decíamos ayer…
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